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guías ciegos

Dejarse guiar por los que no aman para alcanzar al que ama es introducirse en el estrecho callejón sin salida de la absoluta frustración. Los que no aman sólo buscan sus propios intereses, pretenden rebajar lo elevado para satisfacer su propia inferioridad, porque para ellos es preferible herir lo que está por encima de ellos, que superarse.

Esto sucede igualmente en lo grande y en lo pequeño, en la reconciliación de un amor aparentemente insustancial como en la reconciliación con el Amor de Dios mismo. Los guías ciegos ponen barreras en el pequeño sendero de lo natural y abren puertas en las amplias avenidas que conducen al conflicto, al fondo de un barranco sin salida.

En el candor, cada ser humano sabe cuál es el camino que conduce a cada cosa. Y en el candor, el ser humano renuncia al honor de vencer a su oponente para alcanzar el Honor de reencontrarse con él. Porque una victoria injusta es la destrucción definitiva del ganador y la ascensión imparable de aquél que fue injustamente vencido.
 

De "Iglesia-Reino", "Palabra" (11/01/2007)

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